La tierra, como madre comparte con nosotros,
los elementos vitales que la nutren de vida.
El aire, que en gentil y vital transferencia
en cada inspiración nos nutre, nos invade.
Recorre suavemente nuestros íntimos rincones,
donando en su periplo el don de seguir vivos.
En cada respirar nos renovamos,
intercambiando con la tierra nuestro aliento.
El agua que es su sangre la tierra nos la entrega
llenando cada espacio, cada célula,
nos limpia, nos sacia y en cada gota late
la esperanza vital, la vida misma
y en ella la tierra se disuelve en átomos, moléculas
de sales que nos
donan su fuerza y fortaleza,
nos yerguen orgullosos desde el suelo,
donde las plantas de los pies
afincan las raíces y los sueños.
El fuego nos entrega calor iridiscente
que enciende la chispa de la vida
con cada latido, en cada pecho
nos empuja a luchar por los anhelos
y vibra en los colores de las llamas
que al corazón alientan y lo inflaman
de vida y sentimientos.
El FUEGO se aviva, tomando de su hermano
El AIRE, su oxigeno alimento
que a su vez se desprende del tenue vapor de AGUA,
que suavemente emana
del pulmón de las plantas,
que arraigan, humildes a la vez que poderosas,
sus raíces y su alma
a las entrañas de la TIERRA misma.
Y juntos, a pesar que diferentes,
conviven en perfecta sinergia y armonía,
unidos por el quinto elemento,
tal vez entre todos el más fuerte,
tal vez la suma potenciada de la energía,
que en los demás elementos vive y late,
En palabras humanas y corrientes
llamamos AMOR a este elemento
él todo lo une, todo
lo repara,
significa a la postre AMOR : la vida misma.
Somos uno al tiempo
que diversos individuos
y gracias al amor nos compartimos
en cada acto pequeño de la vida.
03/06/2012
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario